martes, 17 de abril de 2012

Simón Rodríguez
Ideas recopiladas por el Profesor Dr. Rosmel del Valle Orfila Vilera

Sin duda alguna, otro ejemplo a seguir….Maestro de lujo venezolano para nuestra América entera. 

Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 y murió en Amotape, Perú, el 28 de febrero de 1854. Hijo natural de Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez. Hermano del músico Cayetano Carreño. Fue Filósofo, pedagogo, maestro y mentor de Simón Bolívar. Calificado de loco, maestro o don, este ejemplar venezolano, se caracterizó por seguir apasionadamente su ideal de pensar y enseñar en libertad plena.

De la infancia de Rodríguez se conoce muy poco. El carácter nada común de este lo llevó a quitarse el apellido paterno y a quedarse sólo con el de su madre. En junio de 1814 se casó con María de los Santos Ronco, acto en el cual se declaró “expósito de esta feligresía”.

Desde muy joven, Simón Rodríguez se dedicó a la educación y gozó del honor de ser el maestro de Simón Bolívar, en quien influyó notablemente. Toda su vida estuvo acompañada de ideas revolucionarias. Simpatizó con el movimiento independentista de Gual y España, y ante su fracaso, también él debió emigrar. Entonces se dirigió a Jamaica, donde estudió la lengua inglesa. Partió luego a los Estados Unidos y, finalmente a Europa.

La estadía del maestro en el viejo continente le permitió dominar el francés, el italiano, el alemán y el portugués, profundizar sus estudios filosóficos y entrar en contacto con las teorías revolucionarias que pronto implantarían un nuevo orden político y social de alcance mundial. Todos estos conocimientos, más tarde los vertería en su más destacado alumno: el Libertador Simón Bolívar.

En Francia se encontraron maestro y alumno y de allí partieron a un viaje que los llevó a Lyon y Chambery, para luego atravesar Los Alpes y entrar a Italia. En Milán, Rodríguez y Bolívar presenciarían la coronación de Napoléon Bonaparte como rey de Italia; y en Roma, el futuro Libertador de América se comprometería con el futuro de este continente, desencadenado del dominio español.

Rodríguez se separó de su alumno y a partir de 1806 inició una peregrinación por varios países de Europa.

De vuelta a América, Bogotá fue sede de la primera escuela-taller fundada por el maestro, en 1824. En 1825, Bolívar recibió a su mentor en Lima y lo incorporó a su grupo de colaboradores directos, nombrándolo “Director de Enseñanza Pública, Ciencias, Físicas, Matemáticas y de Artes y Director General de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana”.

El 7 de enero de 1826, Bolívar regresó a Lima y Rodríguez permaneció en Bolivia, de aquí no volverían a verse más. Aquel año fundó la segunda escuela-taller, con proyecciones para toda Bolivia. Su labor no pudo continuar debido a sus ásperas relaciones con el Presidente de Bolivia, Antonio José de Sucre. Rodríguez renunció a su cargo.

El maestro se marchó a Arequipa donde publicó el Pódromo de Sociedades americanas en 1828, obra en la que insistía en buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica.

Desde Lima, Rodríguez viajó en 1834 a Concepción (Chile) y allí se encuentra por segunda vez con
Andrés Bello –ya se habían visto en Europa–. En Valparaiso escribió en el periódico El Mercurio. En 1842 viajó de Lima a Ecuador. De allí visitó varias localidades de Suramérica dejando rastro de su talento y creación inagotable.

Simón Rodríguez murió en una aldea peruana en 1854, pobre y sin hogar. Sus restos fueron trasladados en 1954 al
Panteón Nacional, en el centenario de su muerte.

Algunas de las obras de Simón Rodríguez son: Defensa de Bolívar; El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, Defendidos por un amigo de la causa social; Observaciones sobre el terreno de Vincocaya; Luces y virtudes sociales.

lunes, 16 de abril de 2012

SERIE: MAESTROS EMÉRITOS DE MI VENEZUELA


Ideas recopiladas por el Profesor Rosmel del Valle Orfila Vilera

Luis Beltrán Prieto Figueroa
Nace en La Asunción (Edo. Nueva Esparta) el 14.3.1902
Muere en Caracas el 23.4.1993.
     Personaje de una intensa y amplia labor en pro de la mejora de la educación venezolana en el siglo XX, motivo por el cual se le considerara como el "Maestro de Maestros". Como político fue fundador de diversas organizaciones partidistas, entre ellas AD (1941) y el MEP. Fueron sus padres Loreto Prieto Higuerey y Josefa Figueroa. Realizó los estudios primarios en la Escuela Federal Graduada Francisco Esteban Gómez de su ciudad natal (1918). En la misma inició sus estudios de secundaria en el Colegio Federal hasta que en 1925 se traslada a la capital donde se gradúa de bachiller en el liceo Caracas (1927) que dirigía el maestro Rómulo Gallegos. En 1934 egresa de la Universidad Central de Venezuela, con el título de doctor en ciencias políticas y sociales. A partir de este momento, inició una intensa actividad política que lo llevó a ser cofundador de diversas organizaciones partidistas: Organización Venezolana (Orve, 1936), Partido Democrático Nacional (PDN, 1936), Acción Democrática (AD, 1941), del que fue secretario general (1958-1959) y presidente desde 1963 hasta 1967 cuando se separó del mismo y se convierte en presidente-fundador del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), hasta su muerte.
     En cuanto a los diversos cargos públicos que ocupó, tenemos que fue senador por el estado Nueva Esparta (1936-1941; 1959-1969), presidente del Consejo Permanente de Cultura del Senado (1974-1979). Entre 1962 y 1967 fue presidente del Congreso de la República. Antes de esto había sido secretario general de la Junta Revolucionaria de Gobierno (1945-1948) y ministro de Educación (1947-1948). Como consecuencia del Golpe de Estado del 24 de noviembre este último año fue enviado al exilio. Hasta el momento de su regreso al país, a raíz del restablecimiento de la democracia el 23 de enero de 1958, se dedicó a la labor educativa en el exterior como jefe de misión al servicio de la UNESCO, primero en Costa Rica (1951-1955) y luego en Honduras (1955-1958). Durante este tiempo, fue también profesor de la Universidad de La Habana (1950-1951).
     En su labor como jurisconsulto integró la Comisión Redactora del Proyecto de Constitución Nacional (1936) y de la Carta Magna de 1961. Asimismo, fue coautor del primer proyecto de Ley de Educación (1948) y de la Ley de Educación, promulgada el 9 de julio de 1980, ya derogada en los actuales momentos. En 1986 formó parte de la Comisión Presidencial del Proyecto Educativo Nacional coordinada por el doctor Arturo Uslar Pietri. Uno de los principales aportes teóricos de Prieto sobre la educación, fue la tesis del Estado docente, la cual elaboró a partir del concepto Estado social de Hermann Heller, de la escuela política alemana. Esta tesis la expuso Prieto Figueroa en una conferencia dictada en la escuela normal Miguel Antonio Caro (agosto 1946), en los siguientes términos: "Todo Estado responsable y con autoridad real asume como función suya la orientación general de la educación. Esa orientación expresa su doctrina política y en consecuencia, conforma la conciencia de los ciudadanos". De acuerdo con lo anterior, la educación debía responder al interés de la mayoría y en tal sentido habría de ser democrática, gratuita y obligatoria combinando la igualdad de oportunidades y la selección sobre la base de las capacidades del individuo.
     Prieto Figueroa tuvo también una destacada labor como pionero del gremialismo. En tal sentido, en 1932 fundó la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria y en 1936 la Federación Venezolana de Maestros (FVM). En 1937 y hasta 1942 mantuvo en el diario Ahora, de Caracas, su página "La escuela, el niño y el maestro". Además de este diario, por muchos años publicó sus colaboraciones en diversos órganos tanto de la capital como del interior del país. Selecciones de sus artículos fueron recogidas en los libros: Las ideas no se degüellan (1980), Pido la palabra (1982) y Mi hermana María Secundina y otras escrituras (1984). Además de los aspectos anteriores, Prieto tuvo otras iniciativas de carácter institucional: Consejo Nacional de Universidades; Patronato de Roperos Escolares y Comedores Escolares; la primera escuela de Teatro de Venezuela (1947); el Taller Libre de Arte (1948); el Instituto de Profesionalización del Magisterio (1947), actual Instituto de Mejoramiento Profesional; adscribió la Radio Nacional, fundada en 1946, al Ministerio de Educación (1947), modernizando sus instalaciones. En este último año incrementó la subvención por parte del Estado a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, subvención existente desde 1936, e impulsó la creación del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales y el órgano divulgativo del mismo, la Revista Venezolana de Folklore, cuyo primer número corresponde al lapso enero-junio de 1947.
     El 8 de abril de 1947 firmó el decreto para la edición de las Obras Completas del Libertador, compiladas por Vicente Lecuna que circularon el mismo año, y creó la Comisión Organizadora de las Obras Completas de Andrés Bello. Mediante una resolución del 10 de julio del mismo año, transformó la vieja Escuela de Artes y Oficios para Hombres en Escuela Técnica Industrial. En 1959 creó el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE). Sus libros reúnen sus preocupaciones políticas, pedagógicas y sociales. En 1984 fue incorporado como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua. En 1986 comenzaron a publicarse sus Obras Completas, de las cuales llegaron a circular sólo 2 volúmenes.

MAESTRO EJEMPLAR DE MI TIERRA VENEZOLANA.

sábado, 14 de abril de 2012

LA LABOR DOCENTE EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE. 1ª REFLEXIÓN
Por: Profesor Dr. Rosmel del Valle Orfila Vilera
Departamento de Ciencias Sociales
Escuela de Salud Pública y Desarrollo Social
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad de Carabobo
Sede Carabobo
República Bolivariana de Venezuela
Correo electrónico: rorfilavilera@hotmail.com
Abril, 2012

     Recientemente tuve la enorme oportunidad de compartir, en una actividad planeada para seguir desarrollando mi actividad de Extensión como profesor universitario, con un distinguido grupo de docentes de Educación Inicial y de la primera Etapa de Educación Básica de la Unidad Educativa “Dr. Lisandro Lecuna”, del Municipio Naguanagua, del estado Carabobo. Durante la dinámica académica, en la cual se discutieron algunas situaciones muy puntuales inherentes al quehacer docente diario, logré que los docentes de aula generaran reflexiones muy significativas sobre su labor, las cuales fueron de vital importancia para centrar esfuerzos hacia  un cambio planificado tan necesario en estos tiempos.
     En primer término, resultó interesante poner de manifiesto la necesidad de reivindicar el sentimiento de valía profesional, que como personas, debe gravitar en la labor docente, y considerado como decisivo para establecer el necesario vínculo entre “yo docente” y los estudiantes. Se dejó sobrentendido que todo el éxito, o el fracaso escolar, dependen de la actuación efectiva, o no, de los maestros en los diversos escenarios en los cuales hay que demostrar las competencias clave que en síntesis definen al Docente como tal.
     Un segundo aspecto, puesto de manifiesto en dicha actividad, se refirió a la necesidad de tener muy en cuenta el conocimiento de las diversas perspectivas científicas que han tratado de dar explicaciones, erradas o no, acerca de la naturaleza compleja de los seres humanos. Quizás, éste es uno de los aspectos al cual hay que prestarle mayor interés, ya que quedó evidenciado, a través de las diversas expresiones opináticas y reflexivas de los docentes, la necesidad de búsqueda efectiva de alternativas de solución a la diversidad de fenómenos y casos disfuncionales propios del aula de clase.
     Este último aspecto permitió hurgar un poco sobre las posibles causas que condicionan ciertas circunstancias y fenómenos de tipo comportamental en los estudiantes, así como por ejemplo las conductas individual y colectivas violentas dentro de la institución, las expresiones verbales hostiles, amenazas hacia los compañeros y docentes, entre algunas, los cuales obligan al docente a volver la mirada hacia otros actores: las madres, padres y representantes, por considerar que es el núcleo familiar la institución que debe asumir sus verdaderas competencias formadoras y educadoras desde una óptica no formal.
     Cuando se diserta en diversos escenarios académicos sobre la problemática de la familia y la sociedad muchas veces suena cursi, repetitivo, e insignificante. No obstante, cuando tocamos las fibras afectivas de cada madre, padre y representante, tenemos la posibilidad de encararlos con la realidad escolar que ellos muy pocas veces evidencias, más aun cuando muchos de ellos consideran a la institución educativa como una “simple guardería” o, lo más grave, un depósito para dejarlos allí seis u ocho horas guardados diariamente.
     Las madres, padres, representantes y docentes de aula tienen, cada quien, deberes que cumplir muy específicos con los niños y niñas. Los primeros, tienen la enorme responsabilidad de inculcarles aquellos hábitos y competencias que giran en torno al “ser”, es decir, brindarles los afectos de indiscutible valor para que los pequeños se empoderen de las conductas loables para el buen desenvolvimiento en la vida social; los segundos, los maestros, reforzarlas, además de orientar el aprendizaje de los infantes según cada disciplina y atendiendo a las exigencias del curriculum nacional y local.
     Así, respetar a nuestros semejantes, sin distinción de edades, credos, color de piel, si se es adinerado o no, profesional o no, son conductas manifiestas que deben ser comprendida, en su máxima expresión, dentro del núcleo familiar; en la escuela, los maestros refuerzan las mismas, queriendo decir, con esto último, que NO toda la responsabilidad recae sobre los docentes de aula. Si los niños y niñas no son guiados por sus progenitores y familiares próximos (abuelos, tíos, hermanos,…), difícilmente nuestros maestros de aula pueden reforzar valores, principios y normas de convivencia social las cuales deben ser aprendidas en el recinto que debe reunir las condiciones afectivas y nutricias ideales para tales fines: el Hogar familiar.
     La problemática se complica aun más, cuando en la institución escolar hay normas necesarias que cumplir, y de obligatorio conocimiento del colectivo estudiantil y de madres, padres y representantes, por cuanto forman parte de los procesos propios de socialización de las niñas y niños. Los maestros y maestras deben inculcar las mismas, como parte de su responsabilidad docente, y los infantes las aprecian como una “tortura” o un “castigo”, puesto que en algunas familias la norma está ausente y, por tanto, no se transmite a los hijos como parte del proceso socializador.
     Apreciamos entonces lo complejo del asunto. Hay que comprender que la familia es responsable de la educación y socialización de sus propios hijos. El trabajo docente debe dirigir sabiamente estrategias que involucren a los padres y madres en los procesos escolares, asumiendo las responsabilidades que la normativa legal venezolana ha puesto para que se cumpla.
     De lo que se trata es de entender que ambas partes, la escuela y las madres, padres y representantes, tiene derechos y deberes que cumplir. Ningún actor de la comunidad educativa está excusado de cumplir con sus obligaciones, reiterando que los docentes necesitan el necesario acompañamiento de las familias para lograr alcanzar los objetivos propuestos en materia educativa: CADA NIÑO Y NIÑA TIENE LA POSIBILÑIDAD DE SER BUENA PERSONA, UN CIUDADANO EJEMPLAR, CON DERECHOS QUE EXIGIR Y DEBERES QUE CUMPLIR, CONSECUENTE CON LA NORMA DE CONVIVERNCIA SOCIAL, COMPETENTE PARA SERVIR, EJEMPLO DE HOMBRE Y DE MUJER, DILIGENTE PARA COADYUVAR AL CRECIMIENTO Y DESARROLLO DE NUESTRA SOCIEDAD Y PAIS. Y así, en otros perfiles y competencias clave; de lo contrario, la crueldad será la norma que se seguirá cumpliendo…. Solo hay que observar lo que está pasando con la mirada de unos simples humanos que somos todos, sin necesidad de ser sociólogo, antropólogo o educador.
     Esperen las próximas reflexiones de un docente venezolano…